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EL DOCTOR CASSINELLO DEMUESTRA QUE EL ARRUÍ NO ES DAÑINO NI INVASOR
Pretenden exterminar al arruí de Sierra Espuña en el año 2016 y de toda España, por la propuesta de los ecologistas de exterminar a todas las especies «invasoras» según ellos, aunque invasoras lo son todas y, la que más, la especie humana. El doctor Jorge Casinello demuestra en esta página que el arruí no es dañino ni invasor: http://cazawonke.com/cazamayor/38802-entrevista-al-dr-jorge-casinello-uno-de-los-mayores-expertos-sobre-arrui
No parece muy coherente que ayuntamientos como el de Jijona paguen a pastores para que sus cabras y ovejas domésticas ingieran los hierbajos del monte y; en cambio, pretenda Medio Ambiente, la Generalitat Valenciana, muchos ecologistas, etc. erradicar los arruís cuando realizan la misma labor y sin gasto para los contribuyentes. O sea, nos sirven de contra incendios y gratis, sustituyendo la labor que antes hacían las cabras domésticas (cada vez hay menos), las vacas, los burros, caballos.
Veamos los motivos por los cuales no debe ser exterminado: Como que este animal no se hibrida con ninguna otra especie, está protegido como especie vulnerable por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). No se ha demostrado hasta hoy que sea transmisor de enfermedades. El arruí se alimenta de pastos y favorece las praderas y pastizales. Ya habitó aquí hace cien mil años, pero se extinguió y, de no ser por el Estrecho de Gibraltar, estaría aquí, igual que se encuentra ahora. No soporta la humedad, luego no se cree que se expanda hacia el norte: su hábitat natural se halla entre pinos y terrenos áridos. No compite ni expulsa a ninguna especie; al contrario, su adaptación a las dificultades le permite sobrevivir bien sin tener que rivalizar con la cabra montés o el ciervo mucho más agrestes y menos resistentes a estas zonas del semiárido alicantino, murciano, etc.
Todos los factores anteriormente mencionados nos demuestran que la especie arruí no es usurpadora ni debe ser suprimida, ni declarada exótica invasora y, sin embargo, la han proclamado de esa manera y no lo es, pues tampoco perjudica la economía de donde habite. Al contrario, genera ingresos a los cotos, hoteles rurales, etc., y otros muchos beneficios a la flora y fauna; valga de ejemplo, sus restos alimentan a infinidad de especies protegidas como águilas, buitres, etc.
Uno no quiere pensar mal, pero como siempre un tanto de corrupción humana (humana, demasiado humana, diría el gran filósofo Nietzsche) podría atañer también a este asunto: ¿a ver si anhelan suprimirlo de su vida en libertad en los montes para que sólo se puedan cazar en grandes cotos vallados, con hotel incluido y unos cuantos miles de euros por trofeo? Pues casualmente nadie en España se ha planteado erradicarlos de esos grandes vallados.
No entiendo cómo los cazadores matan a arruís, gamos, cabras montesas, corzos, ciervos, etc., cuando estos animales se quedan de muestra, parados, vigilando a los cazadores y estos más que cazarlos, los fusilan cuando los cuadrúpedos se quedan fijamente mirándolos. Pero mientras no se prohíba la caza recreativa como ya ha ocurrido en Costa Rica, pienso que los cazadores debieran de movilizarse y que no sólo los puedan cazar los escopeteros más pudientes, en esos vedados para la clase alta, sino que no los exterminen de la Font Roja, Sierra Mariola, Carrasqueta, Sierra Espuña, Islas Canarias, etc. y que si han de cazarse que pueda ser, con control, en algunos montes; así al menos no sería masacrado de algunos parajes de España. Este tema está siendo muy manipulado y el objetivo es eliminarlo para los amantes de la naturaleza, los cazadores más modestos y que el negocio perdure solo en los vallados para monteros tipo Blesa, Juan Carlos I, magnates y gente de esa ralea.
Nunca he entendido este afán de algunas autoridades y de ciertos grupos ecologistas por exterminar a las especies que no sean autóctonas. Cuidado con el amor al exterminio, pues los arruís son más nobles e igual de animales que los seres humanos y son menos foráneos que los marroquíes, ingleses, rusos, etc que residen en España. Por eso mismo, los arruís están más arraigados que muchos españoles, por algo ya pacían por España antes de nacer los menores de 45 años, en pleno periodo franquista. Además, debieran demostrar científicamente el deterioro que provocan a la fauna española, que, por cierto, es nulo. Pienso que existen las mismas razones para exterminar al arruí que las que esgrimía Hitler para el genocidio judío: ninguna. Por ello, les ruego a mis colegas los ecologistas y a las autoridades de medio ambiente que no debemos mantener el exterminio de ninguna especie solamente por ser foránea (además de que el arruí está bien adaptado a muchos montes españoles desde el 1970); sino dejadlos que convivan en paz, como el inofensivo arruí.
En el semiárido alicantino, murciano, almeriense, etc., no hay ninguna otra especie de cabra salvaje que se adapte tan perfectamente como el arruí. En Texas (EEUU) la conservan, ¿por qué en España hemos de ser menos? Espero que seamos equitativos con esta especie animal y contribuyamos a una larga vida al arruí español que tantos beneficios nos aporta en algunas de nuestras sierras. ¡Seamos conservacionistas y no exterminadores!
Raimundo Montero es presidente de Adhif (Asociación Defensora de Herbívoros Contra Incendios Forestales).